lunes, 11 de julio de 2011

Hemingway: 50 años después de su muerte



El 2 de julio de 1961, el escritor norteamericano trasladó de la ficción a la realidad su cuento "Un lugar limpio y bien iluminado (A clean, well-lighted place); ese día Hemingway descargó su escopeta, pero no para dedicarse a una de sus actividades que lo apasionaban -la caza- sino para pegarse un tiro en la boca, silenciando una de las figuras más importantes de la literatura del siglo XX.

El cuento narra la anécdota de dos camareros que cada noche enfrentan un mismo panorama: un hombre solo, apasionado por el alcohol, no se retira de ese espacio y la única frase y explicación, que desde el inicio refiere de manera explícita es: "La semana pasada trató de suicidarse".

El escritor, aficionado por recorrer el mundo, realizó un viaje definitivo sin retorno, abandonando otros de los espacios que amaba: su vida en La Habana, lugar elegido por Hemingway por más de 20 años (1938-1961).

Cuba fue cómplice del proceso creativo del autor, que se autodefinió como cubano, pese a ser estadounidense de nacimiento (1899). Fue amigo del expresidente cubano Fidel Castro.

Hemingway dijo "sentirse feliz por ser el primer cubano en recibir el Premio Nobel", en 1954, durante una entrevista al recibir la noticia de su galardón.

Para mediados del siglo XX, obras como, Fiesta (1926), Adiós a las armas (1929), Por quién doblan las campanas (1940) y El viejo y el mar (1952)  eran ya reconocidas en la literatura universal.

Como lo señala Gabriel García Márquez, Hemingway fue junto a William Faulkner, uno de sus maestros e influencia en sus producciones.

Una de las citas que siempre se destacan son las frases y reflexiones de Hemingway acerca del proceso creativo entre una novela y cuento: "La novela gana siempre por puntos, mientras que el cuento debe ganar por knock out".

 "El hombre puede ser destruido, pero jamás derrotado" es una frase del escritor que se recuerda a menudo.  Su obra es un testimonio recurrente de temas universales como la guerra, la injusticia, la soledad y el paso de la muerte.

Fuente: http://www.lostiempos.com/diario/actualidad/tragaluz/20110701/la-obra-de-

Recuerdos: Hemingway en España


Era una calurosa tarde de julio de 1923. Un veinteañero Ernest Hemingway (Oak Park, Illinois, 1899-Ketchum, Idaho, 1961) se hallaba apostado en la puerta trasera del Hotel Maisonnave de Pamplona, muy cerca de la popular calle Estafeta. Esperaba con ansiedad a que cruzasen los toros del encierro. De repente, un mozo le cogió de la mano y el futuro escritor se asustó. Tanto que intentó agarrarse a todo lo que vio a su alrededor. Tiró un jarrón de leche y cuantas cosas se interpusieron en su camino. Al final, el corredor le soltó y el joven norteamericano, que había acudido a la capital navarra como corresponsal del Toronto Daily Star, acabó en el suelo, atemorizado. El hombre que años después se jactaba de cazar leones en África y de ser uno de los primeros en entrar en París tras el desembarco de Normandía acabó temblando.
Hemingway en Pamplona., España, Fiesta de San Fermín.
La anécdota la cuenta Fernando Hualde, conserje del hotel pamplonés La Perla, en el cual Hemingway se alojaba siempre que acudía a los Sanfermines a partir de los años cincuenta. La historia, que Hualde conoce tras haberse pasado más de media vida en el hotel, muestra el carácter dual del escritor: la pasión y la frustración, el idealismo y el desencanto, la valentía y la furia. Particularidades que muchos años después, el 2 de julio de 1961, le llevaron a pegarse un tiro con su escopeta en su casa de Ketchum. La próxima semana se cumplirán 50 años de esta muerte que, como señala el crítico literario Carlos G. Reigosa, “ya está aceptada como suicidio, a pesar de que su amigo el torero Antonio Ordóñez insistiera en aquella época que un hombre como él jamás acabaría su vida con un disparo. Al contrario, el escritor tenía todas las características para matarse”.

Hemingway escribió en El Viejo y el mar (1952) que el hombre podría ser destruido, pero jamás derrotado. En la frase lapidaria de este relato que le valió el Premio Pulitzer en 1953, un año después obtuvo el Nobel de Literatura, se halla concentrada su vida y su obra. Dos años antes, en Al otro lado del río y entre los árboles (1950) ya había dejado como epitafio: “Con morir, no basta”. “Todo esto es lo que le convierte en un gran clásico. El gran tema de Hemingway es la tragedia de la vida y la lucha por la supervivencia. Y lo que siempre demuestra es una profunda admiración por el ser humano, a pesar de las guerras y las injusticias“, apunta el filólogo Gabriel Rodríguez Pazos. Como el mismo Hemingway escribió, el último paso del hombre debe ser la resignación, ya que “es el sentimiento que precede a la aniquilación”.

También asumiría el sentido de la guerra como un acto cruel del ser humano, aunque con cierta comprensión. Así lo escribe en novelas como Adiós a las armas (1929) y Por quién doblan las campanas (1940). “Él vivió tres guerras. Era un hombre aventurero y estuvo como voluntario en la Primera Guerra Mundial, en la Guerra Civil española y en la Segunda Guerra Mundial. Las odia, pero las concibe. Es decir, cree que los buenos han de combatir a los malos, y lo que necesita es que los bandos estén claros”, añade Reigosa. En el caso del conflicto español, Hemingway siempre se puso del lado de la República. Financió a los milicianos y, junto a John Dos Passos, grabó el documenta Tierra Española, en 1938.

Como insiste el escritor José María Guelbenzu, en castellano no ha tenido tanta suerte con las traducciones. “En el ámbito anglosajón es un clásico, pero en español es imposible leer bien a Hemingway“, sostiene Rodríguez Pazos. A esta crítica le acompaña un tirón de orejas a las editoriales, incapaces de reeditar sus libros. Lo último fue el volumen de Cuentos publicado en De Bolsillo en 2008. Las ediciones de sus novelas tienen más de diez años y algunas están descatalogadas. Por el contrario, sí han sido editadas recientemente en Cuba, país donde pasó algunas temporadas al final de su vida.

Fuente: El Taller Literario. Blog para escritores.

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